Información para familias

Dispepsia funcional

Fecha de publicación: 24/02/2020

Autoría
Josefa Barrio Torres (Hospital Universitario de Fuenlabrada)

Descargar PDF

¿Qué es?

Son un conjunto de síntomas digestivos crónicos y recurrentes que afectan frecuentemente a niños y adolescentes.

Aunque en ocasiones pueden ocasionar tal molestia que interfieren la vida del niño y angustian a los padres, no hay ninguna enfermedad orgánica que los origine en la mayoría de los casos.

¿Qué síntomas produce?

Dolor y molestias digestivas en la parte superior del abdomen, que no se relacionan con problemas de la defecación. A veces tienen relación con la ingesta o con situaciones de estrés.

¿Cómo se diagnostica?

Para su diagnóstico, la mayor parte de las veces es suficiente la valoración clínica y la exploración por parte del pediatra.

Solo se harán pruebas complementarias si el dolor es muy persistente, o si hay algún síntoma de alarma que obligue a pensar en una enfermedad orgánica.

¿Cómo se trata?

Consejos generales:

  • El dolor que tiene su hijo es real y puede durar mucho y angustiar al niño, por lo que es importante, salvo que esté muy afectado, que intente hacer su vida normal.
  • No debe dejar de ir al colegio ni de hacer sus actividades diarias, porque probablemente si está distraido pensará menos en el dolor y se sentirá menos angustiado.
  • No debemos preguntarle activamente por el dolor para no preocuparle más, sin que por ello dejemos de estar pendientes.
  • Se deben intentar buscar posibles desencadenantes del dolor como alimentos o situaciones estresantes y, si es posible, evitarlos.
  • Si el cuadro se relaciona con problemas psicológicos o angustia mucho al niño, puede estar indicada una valoración psicológica.
  • Los padres deben vigilar que no utilicen el dolor de barriga como excusa para no ir al colegio, porque no quieren comer o para llamar la atención.

Recomendaciones sobre alimentación:

  • Es importante cuidar la alimentación del niño, ya que en muchas ocasiones, simplemente con estas medidas, es suficiente para controlar los síntomas. Realizar una alimentación reglada evitando picoteos.
  • No debe tomar alimentos que agravan o desencadenar el dolor como chocolate, tomate frito, ketchup, mayonesa, salsas, alimentos picantes, grasas, frituras… Ni bebidas gaseosas o azucaradas, incluyendo zumos.

Otras recomendaciones

  • Si tiene fiebre o dolor no debe tomar ibuprofeno o aspirina, ya que pueden empeorar el cuadro o desencadenar los síntomas. En su lugar pueden tomar paracetamol.
  • En ocasiones, si los síntomas son persistentes o son duraderos, y siempre a criterio de su pediatra, puede ser necesario el empleo de fármacos como ranitidina, omeprazol, etc. para el alivio de los síntomas.

Signos de alarma

Si su hijo presenta alguno de estos síntomas usted deberá contactar con su pediatra o gastroenterólogo pediátrico:

  • Si el dolor es persistente y no cede de forma espontánea.
  • Si interfiere con las actividades habituales de su hijo  o si le despierta por la noche.
  • Si vómita con sangre o bilis, o si sangra por el recto o en las heces.
  • Si se asocia con fiebre, dolores articulares o aftas bucales.
  • Si el dolor le obliga a dejar de comer, o si ha perdido el apetito o está bajando de peso.
  • Si le duele el pecho o tiene molestias al tragar alimentos.